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sábado, 30 de marzo de 2013

La doble silla, una herramienta para elaborar conflictos


La doble silla es una herramienta terapéutica que nace dentro del contexto de la terapia Gestalt, es el mismo Fritz Perls quien empieza a utilizar sillas para ayudarse en el trabajo con sueños con las personas que acudían a sus grupos terapéuticos.
La doble silla crea un espacio para la conciencia, un escenario en que se representa un conflicto interior. Se invita la persona a identificarse con dos partes de ella misma, dos polos opuestos que en términos Gestalt se denominan perro de arriba y perro de abajo, haciendo referencia al juego de control de alguien consigo mismo; en una silla se sienta la persona en su faceta dominante, autoritaria, exigente; en la otra, la faceta sumisa, defensiva, complaciente y víctima. Aquí se pone de manifiesto cómo la interiorización de normas sociales, actitudes y modos de pensar chocan con las necesidades y preocupaciones más básicas del individuo.
El objetivo de la escenificación es que estas partes escindidas puedan percatarse de la existencia de la otra, establecer un diálogo y acercarse, hasta quedar integradas en la conciencia.
En el marco de la terapia cognitiva, Leslie Greenberg describe la sensación de confusión o conflicto experimentada por la persona cuando las normas y evaluaciones externas son interiorizadas tácitamente, es decir, sin que se hayan sometido a una revisión crítica sobre su utilidad para satisfacer necesidades o liberar emociones. De esta manera se ponen en marcha unos esquemas emocionales que operan de manera automática y , a menudo, fuera de la conciencia.
Dos estructuras esquemáticas opuestas, formadas por conductas, emociones, pensamientos y deseos incompatibles, son evocadas al mismo tiempo, lo que genera el conflicto y a menudo un bloqueo, al no ser posible satisfacer las necesidades, ni cumplir con los criterios de exigencia de los deberes.
Las emociones o síntomas que pueden resultar de ello pueden ser baja autoestima, angustia, depresión, frustración.
Según Greenberg, existen unos INDICADORES DE ESCISIÓN en situaciones de conflicto, a los cuales es importante atender como psicoterapeutas. La persona realiza alguna afirmación con indicador verbal o paraverbal de que dos partes están en conflicto. A menudo, existe un indicador lingüístico, como, por ejemplo, “Por un lado, por el otro”; “ Yo debería, pero no puedo”; “No debería, pero no puedo dejar de hacerlo” También existen indicadores de IMPOSICIÓN o autocoerción.
La AUTOEVALUACIÓN puede ser expresada como “Yo quiero pero soy tímido o no competente”; todos estos indicadores ponen de manifiesto la presencia de un yo crítico y un experimentador.
Asimismo, existen INDICADORES IMPLÍCITOS, que se manifiestan a través de autoevaluaciones negativas como “soy un fracasado…”o frases autocoercitivas, como los “debería…”
Hacer referencia al hecho de sentirse desesperado o culpable es indicador de una autoevaluación negativa. En las frases del tipo: “Me siento temeroso, inseguro o ansioso” se puede leer una parte alarmando a la otra al “catastrofizar” sobre el futuro.

Los INDICADORES DE ATRIBUCIÓN DE CONFLICTO ponen de manifiesto como el conflicto es atribuido a algún elemento externo y no se ha tomado conciencia aún de que forma parte del propio funcionamiento psíquico, es decir, que es de la propia persona.
En algunos casos, se atribuye la autoevaluación a otro: “Yo quisiera, pero mi padre dice…”, en otros casos,  se detecta un sesgo de procesamiento: representaciones esquemáticas que incluyen la autocrítica y expectativas negativas del sí mismo y anticipaciones de evaluaciones y expectativas negativas de los demás.  Se trata de conflictos propios entre lo que se cree que se debería hacer y lo que se quiere.
Otro indicador puede ser la vergüenza o turbación, que pone de manifiesto una escisión interna de desprecio o aversión.

CÓMO OCURRE EL CAMBIO
Se establece un diálogo entre dos partes opuestas de la persona que llegan a entrar en contacto, danso lugar a una solución integradora. No se trata de hablar sobre sino de vivir a través del conflicto.
INGREDIENTES ESENCIALES de este tipo de diálogo son: la expresión activa, la atención centrada en los elementos de la experiencia y la búsqueda vivencial para acceder a los elementos tácitos del conflicto. El diálogo encubierto se pone al descubierto por la posibilidad de articular y explorar la posición de cada parte, lo que da lugar a una nueva síntesis. Las necesidades y los deseos personales son aceptados.
Si  expresáramos la tarea en forma de pregunta, sería: ¿Cómo satisfacer las propias necesidades manteniendo los propios valores y normas?

MODELO DE PROCESO DE RESOLUCIÓN

OPOSICIÓN: juego de roles, duras críticas/reacciones afectivas, crítica específica.
IDENTIFICACIÓN Y CONTACTO: se observa la presencia de reacciones emocionales más complejas y diferenciadas, sentimiento primario que desemboca en un nuevo sentimiento. Por ejemplo, enfado por no ser escuchado. El crítico pasa de la culpabilización a una postura autoexploratoria y autoexpresiva, explicitando sus valores, lo que indica que ya se está en la etapa del diálogo.
INTEGRACIÓN: la crítica se suaviza, reconocimiento de las necesidades de la otra parte. O se rechazan los “debería” por no contener valores, o se integran las dos partes, o se rechazan las necesidades organísmicas a favor de un ideal. La síntesis consiste en una resolución integrada.
Existen dos maneras por las cuales se puede suavizar el crítico: por compasión y autoaceptación, o por miedo de ser aplastado y que dejen de existir los aspectos controladores, lo que se expresa a través de un sentimiento de tranquilidad.
La síntesis puede ocurrir por negociación o por integración espontánea.

Intervenciones del terapeuta, por fases.

Prediálogo
Se propone a la persona realizar el ejercicio y se le describe la técnica.

Oposición
Durante esta etapa, es importante facilitar que fluya el diálogo de las siguientes maneras:
 -      Escuchando el contenido y el estilo
-          Explicitar el qué y el cómo de las autocríticas: “¿Eres consciente de qué te dices y de qué manera?”
-          Ayudar a que atiendan a la experiencia emocional primaria
Identificación de los dos aspectos: crítico/instructor vs inseguridad. En depresión y ansiedad la crítica puede agravar los síntomas. “NO estés deprimido y/o ansioso!” (El “¡No vales nada!” Genera el “Me siento mal”). En casos de ansiedad la catástrofe, la anticipación de fracaso genera la inseguridad. Es necesario separar y crear contacto entre la crítica  y la parte insegura, desvalida, y favorecer la toma de responsabilidad, animando que la persona hable en primera persona.
Contacto: cambiar con frecuencia de silla, manteniendo la distinción. Permitir que aparezcan los aspectos conflictivos para elicitar sentimientos y necesidades profundas. Explicitar lo que está implícito en lenguaje verbal y no verbal. Los objetivos concretos son:
×          Conciencia de las autocríticas
×          Especificidad de las imposiciones y críticas y conciencia de cómo la persona transmite las autoimposiciones, es decir, de su estilo.
×          Autoafirmaciones nucleares negativas
×          Acceder a y expresar sentimientos
El proceso de cambio emocional se produce al estar con el sentimiento, lo que ocurre al ponerle palabras, dialogar con ello, animándo a la persona a seguir, permanecer con su tristeza (u otra emoción)…
El sólo hecho de sintonizar con el crecimiento y empatizar, produce un movimiento hacia adelante, ayudado por las preguntas exploratoria que dan lugar a nuevas maneras de sentir. La inseguridad es contenida por la propia presencia del terapeuta y se facilita el permanecer en ella como manera de validarla y de integrarla. Todo ello da lugar a acceder a recursos existentes, que antes se empleaban para mantener escindido ese sentimiento.
La afirmación de deseos y necesidades del sí mismo se producen por las tendencias directivas de la experiencia.

Integración
Al volver al crítico, las duras autoevaluaciones se suavizan. Aquí es adecuado facilitar la negociación y la integración. Cada parte expresa sus perspectivas y deseos.

Perspectiva de significado
Consiste en una fase de reflexión, posterior al diálogo, en que se indaga sobre qué puede cambiar en la vida de la persona a raíz del trabajo realizado y de las nuevas perspectivas adquiridas. También es aconsejable que la persona pueda salir de la sesión habiendo adquirido algún compromiso en algún aspecto concreto de su presente o alguna tarea.

Bibliografía
Peñarrubia, F. (1998). Terapia Gestalt. La vía del vacío fértil. Madrid: Alianza Editorial.
Greenberg, L.S. y otros (1996). Facilitando el cambio emocional. El proceso terapéutico punto por punto. Barcelona: Paidós.

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