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martes, 2 de diciembre de 2008

INFLUENCIAS



Hace un tiempo acompañé a una persona a realizar unas gestiones a la Campana (lugar donde se gestionan los trámites de circulación), después de mucha cola y casi dos horas de espera, llegó nuestro turno. Mientras esperábamos pacientemente que llegara éste, fui observando a la administrativa cómo trabajaba, se comportaba de manera seca, fría, contestando y hablando utilizando la mínima expresión y sin mirar a la cara a la persona que por fin le había tocado su turno. Sentí cierto rechazo por esa mujer después de ver cómo se repetía el mismo protocolo y actitud con cada una de las personas que pasaban por su ventana. Y sin darme cuenta mi estado de ánimo cambió hacia un cierto enfado, mientras observaba a la mujer .


Cuando llegó nuestro turno, la mujer (como suponía) siguió con su pose distante. Yo , sin ser muy consciente de su influencia en mi persona, también estaba actuando y hablando de forma seca y fría. Hasta aquí no hay mucha cosa que destacar. Pero todo cambió cuando mi acompañante empatizó con lo duro que puede ser su puesto de trabajo y le dijo “que día más largo, y que duro debe ser mirar y no ver nunca el final de la cola. Y qué pesados que somos algunos” (este comentario lo realizó en un tono dulce y acogedor, y acompañado con una sonrisa).


Cuál fue mi sorpresa cuando, por primera vez en dos horas, la mujer levantó la cabeza le miró a los ojos, le devolvió la sonrisa y con una expresión agradable le confirmó esta idea. Se cruzaron un par de frases más en esta línea y cuando volvió a dedicarle la atención al tramite al que veníamos a solicitar, lo realizó con frases muy agradables, explicados con detalle y mirándonos a la cara. Al finalizar mi acompañante le regaló la frase “muchas gracias por tu atención, has sido muy amable y espero que tengas un agradable día”. La administrativa también le sonrió y agradeció nuestra visita.

En ese momento pensé que si una postura o actitud de una persona puede conseguir que otra persona se enfade o moleste, también puede pasar a la inversa. Y además salir ganando las dos personas.

Tengo que afirmar que he repetido esta forma de actuar con diferentes personas, en diferentes situaciones , en tiendas , bancos , Ayuntamientos… con personas que a primera instancia no me diferenciaban de un jarrón que se les había puesto delante, y he conseguido en todas ellas un cambio de actitud por parte de la otra persona, mostrándose más agradables.
Quizá podríamos extraer varias moralejas; por un lado el hecho que otra persona conecte con nosotros , nos trate como personas y como seres especiales y no meramente nos utilice para su fin, puede hacer que nos sintamos cómodos y simpaticemos con ella y por lo tanto nuestra actitud cambia en coherencia con este estado.
Y por otro lado, pensar que lo que hacemos influye en las otras personas hacia un sentido o hacia otro.


Tenemos un gran poder en nuestras manos, PODEMOS INFLUIR A LAS PERSONAS CON LAS QUE NOS RELACIONAMOS, TU PUEDES DECIDIR EN QUÉ DIRECCIÓN QUIERES HACERLO, aunque esto nunca te asegura el éxito.




Eva Aguilar


psicologa, psicoterapeuta y terapeuta sexual

2 comentarios:

  1. Hola Eva.
    Hace unos dias me ocurrió un percance en la calle: Iba yo con mi coche para casa después de hacer unas compras. En un pequeño atasco que se produjo, había una pareja joven que cargaban paquetes en su coche y a su bebé (ellos no molestaban). En estas que yo toqué la bocina a otro coche que estaba distraido y no tiraba. La pareja interpretó que les pité a ellos y ya empezaron a insultarme de lejos, y cuando pasé junto a ellos golpearon mi coche con toda su rabia. Yo paré para decirles que no les pité a ellos, pero se dieron vuelta y se fueron sin escucharme. Yo tenía un dia muy bajo de moral (no me habia ocurrido nada en concreto).A lo cual este percance, me hizo estallar una llorera que me duró todo el finde.
    Con esto quiero decir que: Hay que estar de muy buen humor y tu vida tiene que ser muy bonita, para que las reacciones hostiles y la inversión de paciencia en segun que temas, no te afecten y ademas puedas, hasta sonreirles.
    Por otro lado decir que lo que expones es una verdad como un templo! Tengo un negocio en el que paso horas con mis clientas/es (peluqueria) y en muchisimas ocasiones han llegado algunas con muy "mal rollo", y despues de pasar un rato con alguien que le transmite simpatía, amabilidad, ánimo..(o sea yo), han cambiado radicalmente su humor (y me encanta observar ese cambio).
    Pero claro, cuando estamos trabajando y ello requiere una actitud, es como un entrenamiento. Fuera de él nos relajamos y...

    Un saludo!

    Miriam

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  2. Hola Miriam!

    Tienes razon, es dificil reaccionar ante la agresividad de otras personas, y más, intentar que no te afecte cuando tu estado de animo es "muy bajo de moral".

    Pero tu explicas otro ejemplo de lo contrario y como bien dices "es un entrenamiento". Lastima que sólo se perciba como tal "cuando llevas el uniforme de trabajo".

    Todos tenemos el poder de influir hacia un lado o hacia otro),aunque parece que a veces unos tienen más poder que otros, o quizá les cedemos nosotros este poder.

    muchas gracias por tu comentario.
    un saludo

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