Este cuento zen me gusta especialmente por la viveza de los detalles sensoriales, es corto y sencillo pero rápidamente despierta en el lector emociones intensas de color muy diferente. Ojalá estuviéramos tan despiertos en nuestro día a día como para saborear las pequeñas cosas de la vida tal como lo hace este protagonista.
Una situación tensa
Un día, mientras caminaba a través de la selva, un hombre se topó con un feroz tigre. Corrió pero pronto llegó al borde de un acantilado.
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