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jueves, 9 de septiembre de 2010

EL RECIÉN LLEGADO

A menudo, en la mayoría de casos, los padres deciden juntos tener un hijo. No siempre es así, ya que sabemos que cada vez son más las mujeres que deciden ser madres solteras. A pesar de esto, en general, podríamos decir que la pareja toma conjuntamente la decisión. Y quizás, es después de esta decisión conjunta cuando empiezan las diferencias entre los dos.

La primera y clarísima diferencia nos la muestra la biología: la madre vive, sobrevive, siente y se resiente, durante 9 meses en un proceso de cambio constante y lento. La madre, poco a poco, va siendo consciente de que ahora no hace la compra como antes, no se siente igual en el trabajo, en la cama no duerme boca abajo,... de hecho, no sólo siente sus pataditas o su corazón, empieza a sentir los cambios en su vida cotidiana.

El padre, por su parte, puede disfrutar del embarazo en la medida que toca la barriga de la futura mamá, acerca su oreja o, los más atrevidos, le cuentan cuentos al ombligo de su mujer para que los escuche el bebé.

Hay todo un proceso de mentalización, de emociones que se disparan, de pensamientos, etc. que el padre también siente. Pero los dos procesos son inevitablemente diferentes.

***

Al llegar a casa, la pareja se embarca en un mar de emociones muy diverso. Aparece el MIEDO ("¿Comerá bien, se romperá, lo haré bien, será bueno, estará sano…?") Llevamos tantos días con pruebas, análisis y ecografías que el miedo a que algo no salga bien se ha ido instaurando. Además de preocupaciones cómo: "¿ Seré buena madre, me preocuparé mucho o poco? ¿Y ahora qué? Ahora siempre habrá alguien que dependerá de mí.."

La ILUSIÓN. Se trata de un momenot fantástico, irrepetible, único. ("Nunca más seré madre por primera vez!! Ha nacido de mí, es nuestro, es increíble que haya pasado")

La SOLEDAD y la TRISTEZA que pueden aparecer por variadísimas causas cómo que el padre no esté, la tristeza post parto, cambios hormonales, no sentise comprendidos, la sensación de que todo depende de uno mismo: la leche, la comida, el instinto maternal que no viene en forma de instrucciones.Recuerdo una madre que comentaba: "Quizá él también estaba muerto de miedo y encima he de tranquilizarle yo".

A pesar de que el cansancio es un hecho real. (Tras el esfuerzo físico que acabo de hacer y del esfuerzo emocional que estoy haciendo y he de cuidar a otro!!) el descanso, también trae consigo cierta TRANQUILIDAD(por fin está aquí, le veo la carita le cuento los deditos del pie, salgo del hospital…)


Y la RABIA: (por un parto diferente, por la cesárea, por una mala atención, por falta de comprensión de la familia, por las interminables visitas que no se dan cuenta de que quiero descansar…)

Son tantas y tan diferentes emociones y sensaciones las que nos pueden surgir. Todas igual de legítimas y de válidas. Todas igual de normales. Igual de normales y de aceptadas.

2 comentarios:

  1. Pones palabra a muchos pensamientos que se quedan lamentablemente en silencio muchas veces.
    Te felicito!

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  2. M'ha agradat molt aquesta entrada, la guardaré per rellegirla més endavant.

    Una abraçada,

    Mònica

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