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jueves, 12 de marzo de 2009

DECIR ADIÓS, CUESTA

Hoy no me apetece buscar fotos que acompañen a esta reflexión, ni cambiar los colores del texto para que parezca más ameno. No, porque lo que escribiré, me entristece. Me deja un amargo sabor de boca no saber cómo actuar, desde la amistad, en algunas ocasiones:

A veces resulta difícil decir adiós. Tan difícil, que a menudo oímos historias de cómo algunas personas prefieren negar, consciente o inconscientemente, una despedida en vez de enfrentarse a ella.

Estoy pensando, por ejemplo, en lo que le ocurrió a una chica. Resulta que desde hace 3 ó 4 años, el marido de ella se fue de casa y, aún hoy, vive en el mismo piso que vivía con él. La negación viene de que no sólo vive en el mismo piso, sino que nunca se le ha ocurrido pintar las paredes, cambiar los muebles o añadir o quitar algún objeto de decoración. Y no sólo eso, sino que siguen adornando las paredes los mismo cuadros que compró con su marido, las mismas fotos del viaje de novios siguen presidiendo la entrada del recibidor, la foto de la boda preside el dormitorio y el escritorio dónde él trabajaba continúa, limpio de polvo, con los libros de trabajo y la música de él. A todos estos detalles, se le añade que en la cama, siguen estando las sábanas que la madre de su marido les regaló y la ropa que él no se llevó sigue colgada en el armario.

Al oír esta historia, me pregunto si ella es feliz, si se da cuenta de que todo parece indicar que alberga una esperanza, quizá real o quizá no, de que él vuelva a casa algún día. Y, me imagino, que espera recibirle cómo si nada hubiera pasado.

Me pregunto cómo puede una persona intentar seguir con su vida esperando que algo que ha cambiado vuelva a ser cómo antes. Sufriendo, por intentar mantener un “aquí todo sigue igual”.

Sé, por experiencias de personas que han venido a terapia, lo doloroso que es aceptar decir adiós, pero también sé que, sin la aceptación de la pérdida, no es posible reanudar una nueva vida.

Me pregunto, si personas cómo ella y muchas otras que están en este punto de negación o de no aceptación, se plantean la posibilidad de pedir ayuda y superar el duelo. Y me cuestiono, también, cómo reacciona la gente que les rodea. Su entorno más cercano, sus amistades, sus familiares… cómo pueden ayudar a un ser querido, atrapado en una historia pasada, a seguir adelante.

Por desgracia, creo que a veces, la mejor ayuda es dejar que se sienta lo suficientemente mal cómo para sentir que de verdad necesita ayuda. Si no, a menudo, desde la amistad o el cariño, ponemos parches que mitigan el dolor pero frenan el cambio que ha de llevar a aceptar que las cosas ya no son cómo antes y que hay que renovar.

5 comentarios:

  1. Tristísima situación la que planteas.. pero cuantas personas se conforman con su pena y su triste vida, como si eso fuera en el fondo, lo que las hace "felices" (menuda paradoja). Es como si convirtieran su desgracia en la motivación que impulsa su vida.
    Quizá si que lo mejor sea que toquen fondo, como tu dices. Que sean ellas las que decidan pedir ayuda para salir de ese "engaño" en el que viven.

    Carla

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  2. Hace 3 años que murió la hermana de mi suegra, o mejor dicho "de la madre de mi marido" como suelo referirme a ella en tono irónico. No la considero nada mio.
    Sigue conservando la habitación de la fallecida intacta, con algo de su ropa y sus abrigos, bolsos...
    Me comentó que cada vez que entraba en la habitación "se ponía mala" mirando la ropa.
    Le comenté que debería de desacerse de la ropa, tirarla,su contestación: "esta no es tu casa, no? pues eso". Y se quedó tan convencida de tener la razón. Ni le contesté. Hay gente que se merece vivir rodeada de estas sensaciones, simplemente porque les gusta, lo necesitan, así de paso pueden hacerse las victimas delante de otras personas. Y dominar una situación.

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  3. Triste historia,que dificil son los duelos! como hay personas que se pueden aferrar al pasado por no pasar por el dolor y el vacio.Pero como tú dices sin pasar por eso no podemos renovarnos. Si no nos dejamos sentir el vacio no lo podremos llenar de experiencias positivas. Creo que uno de los sentimientos que más nos duele es la soledad y la incertidumbre pero creo que son necesarios en momentos de la vida para poder volver a empezar sino nos quedamos atascados.
    Como tú dices es la persona la que tiene que sentir y pedir ayuda, quizá podría ayudar que los del entorno le hicieran ver la realidad pero muchas veces eso se vuelve en contra tuya y es complicado.
    Creo que el crecimiento es duro y no es bueno negar los sentimientos y seguir igual porque asi no avanzamos.

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  4. Soy una mujer de 48 años, desde hace un año tengo una relación con un chico 20 años menor que yo. Soy consciente que tengo que decir adios a esta relación de la que estoy "enganchadisima"..
    Y tanto que cuesta decir adiòs!!

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  5. es muy triste esta historia pero solo la persona se debe dar cuenta de la verdadera realidad decir adios cuesta mucho duele el alma peor si se ama a esa persona como en el caso de esta historia quisas ella piensa que dejando las cosas como estan el regresara pero solo el tiempo le dira la verdad cuando llegue a cansarse de su pripia mentira y engano el duelo es dificil superar pero se logra superar

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