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sábado, 19 de enero de 2008

La realidad como un elefante




Imagina que tienes dos amigos (que se llaman por ejemplo Marc y Rosa), Marc no ha visto, ni se le ha explicado nunca qué es un elefante y a Rosa tampoco. Se les tapa los ojos y se coge a Marc primero y se le dice: "tienes un elefante delante de ti, tócalo para saber cómo es". Posiblemente encuentre dos cosas redondas húmedas, dos cosas grandes flexibles y que se mueven, dos cosas frías, largas que se curvan, algo parecido a un tronco largo rugoso que acaba con un agujero...." una vez finalizada la exploración, se le retira (sin destaparle los ojos).


Imagina que se realiza el mismo proceso con Rosa, pero ubicándola por la parte de atrás. Quizá su descripción sería algo así como: que hay como una pared rugosa, en medio como un palo, fino que parece que acabe con pelos, dos troncos que llegan al suelo que son primero anchos y luego se van estrechando, la parte que toca el suelo es diferente por detrás que por delante… (por decir algunos ejemplos).

Cuando ambos han pasado por la experiencia, se les pone a uno delante del otro y se les dice que ambos han tocado un elefante y que tienen que explicarle al otro qué han descubierto. Podría ser que no se pongan de acuerdo, incluso llegar a discutir. Se pueden ofender por el hecho que el otro dude de lo que le está diciendo ya que lo han tocado con sus propias manos, dudarán de sí el otro realmente ha tocado lo mismo, seguro que se ha equivocado y ha tocado una vaca…. ¿Quién de los dos tiene razón?

Ante este ejemplo queda muy claro que las dos personas estaban hablando de lo mismo, simplemente que lo habían percibido desde lugares diferentes. Y pensarías que no tiene sentido que se enfadaran, y discutieran ya que ambos tenían razón.

Pero la cosa se complica más cuando se habla de aspectos abstractos, de pensamientos, de cómo se ha percibido una situación… Aquí ya cuesta más poder llegar a la conclusión que cada uno puede tener su porción de “realidad” y que ambos pueden ser correctos.

Quizá habría discusiones que se podrían evitar si se hiciera el trabajo de intentar ponerse en el lugar donde está el otro para “poder percibir, sentir y ver su parte del elefante”

Un ejercicio que a veces va bien para ponerse el la situación del otro, y entender su “elefante” , sería intentar transcribir la discusión que has tenido, como si fuera una obra de teatro (desde que empezó hasta el final). Donde se ha de apuntar qué dice uno de los dos, y entre paréntesis qué piensa y que siente y qué hace. Y en otro párrafo que dice el otro.

Un ejemplo sería algo así:

-Rosa: Me voy a comprar unos zapatos (pensamiento: ”hoy tampoco haremos nada” emoción: "aburrida, triste” comportamiento: “moverse por la casa de pie")

-Marc: Por qué no nos quedamos en casa a ver una película (pensamiento: ”no quiere estar conmigo” emoción: "enfadado” comportamiento: “sentado en el sofá delante de la televisión")

-Rosa: …….. (pensamiento: ”………” emoción: “……” comportamiento: “…..)

-Marc: …….. (pensamiento: ”………” emoción: “……” comportamiento: “…..)

Está claro que no podemos saber qué piensa ni qué siente el otro, pero podemos intentar deducirlo, o imaginarlo. Supongo que cuando se ha de poner lo que dices piensas y sientes tú es más fácil, que cuando se ha de escribir lo que ha dicho la otra persona (con sus pensamientos, emociones y conducta). Pero hacer el esfuerzo de probarlo puede ayudar a entenderse mejor.

Todo puede ser relativo

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